Desde finales del siglo XVIII
existe en todo el mundo una tendencia a emplear formas de ejecución
menos dolorosas, o más «humanitarias». En esas fechas, por ejemplo, en Francia apareció la Guillotina, mientras que el Reino Unido prohibió la pena de Ahorcamiento con desmembramiento a principios del siglo XIX. Tradicionalmente se practicaba el ahorcamiento
dejando caer a la víctima desde una escalera, o subiéndola a algún tipo
de plataforma, como un taburete, una silla o la parte trasera de un
carro, que luego era retirada, lo cual provocaba una muerte lenta por asfixia;
estos métodos fueron sustituidos por el actual, en el que la víctima
cae una distancia mínima de un metro, lo que disloca el cuello,
seccionando la médula espinal y causando la muerte casi en el acto.
En los Estados Unidos se introdujeron la silla eléctrica y la cámara de gas como métodos de ejecución más humanitarios que la horca, pero han sido casi totalmente desplazados en favor de la inyección letal,
que a su vez ha sido criticada como demasiado dolorosa. A pesar de
todo, algunos países aún emplean métodos de ahorcamiento «lento», decapitación por espada e incluso lapidación.
A partir de 1995 se empezó a sugerir en distintos medios el uso de la asfixia por nitrógeno como método de ejecución, pero al día de hoy no se emplea en ningún país.
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